CARTA AL
DIRECTOR

Señor director:

Chile está viviendo nuevamente una crisis asociada a la compleja interacción entre riesgos naturales, sociales e institucionales. Hoy, estos incendios con su devastadora dinámica e irreparables pérdidas nos muestran una vez más las debilidades estructurales en nuestro sistema de gestión del riesgo de desastres socio-naturales.

Nuestro sistema actual presenta evidentes debilidades, dificultades y escasez de potestad para actuar a tiempo y generar las condiciones para superar nuestras vulnerabilidades sociales y ambientales frente a las inminentes y, bastante avisadas, amenazas de origen natural.

Ahora son incendios, pero antes fueron terremotos, aluviones, tsunamis, erupciones, lluvias extremas, entre muchas otras condiciones que sólo muestran la fragilidad de nuestras infraestructuras sociales.

Lo que tristemente vemos hoy en la región de Valparaíso, antes lo vimos en Constitución, Santa Olga, Chaitén, Diego de Almagro, Santiago tantas veces en su historia, y así entre tantas otras ciudades y áreas rurales.

La reacción natural e inmediata que surge es la reconstrucción, la cual tiene una baja capacidad para incorporarlas lecciones del pasado y adoptar una mirada integradora en materia de gestión de riesgos.

Zonas previamente devastadas, son nuevamente edificadas en un espiral sinfín. Los terremotos, tsunamis, erupciones y crecidas, lluvias torrenciales y sequías seguirán ocurriendo, incluso algunos con mayor severidad e intensidad. Así es Chile, y de no existir cambios importantes es probable que sigamos viendo con mayor frecuencia este tipo de eventos con sus perjudiciales consecuencias para nuestra sociedad.

La responsabilidad no es solamente del Estado. También están los agentes privados y de la propia sociedad civil, cuyas decisiones, acciones e intereses son las construyen a diario el riesgo en los diferentes sectores en donde se instalan y se exponen a las amenazas territoriales.

Para avanzar en caminos de solución debemos fortalecer sistemas de gestión integrados, en cuya articulación confluyan diversas especialidades, enfoques y posturas, que permitan ver todas las caras de la moneda y sus interacciones. Es urgente contar con instrumentos de planificación territorial sólidos, vigentes y validados, pero también respetados por la diversidad de actores e intereses territoriales, monitoreados, fiscalizados y controlados tanto por los servicios del Estado. Sólo a partir de un trabajo en conjunto de los diversos actores territoriales, donde opere un principio de responsabilidad por parte de los diversos agentes, nos permitirá construir mejores ciudades y territorios rurales, más armónicas, sustentables y resilientes.

Es necesario, sin duda, el resguardo de las personas e instalaciones críticas adoptando una visión institucional agregada del territorio, donde ya no sea la comuna, y especialmente sus áreas urbanas, la unidad exclusiva y normativa de planificación. Es tiempo de que el territorio se comience a pensar, gestionar y planificar de manera integrada, disolviendo las barreras administrativas y la diferenciación entre lo urbano y lo rural, reconociendo los territorios en sus complejidades pero también situándose, ponderando y valorizando por sobre todo sus particularidades.

Si no somos capaces de planificar y gestionar responsablemente nuestro territorio a partir de una visión de futuro desarrollada desde una perspectiva integral y en conjunto a los diversos actores territoriales, viviremos permanentemente en crisis como esta. Así ha sido la historia de Chile, y existe el riesgo constante de que volvamos a relatarla en la medida de que los territorios no sean conscientes ni responsables de los riesgos que se auto-construyen.

Patricia Montes Aburto, Socióloga.
Felipe Labra Oyanedel, Ingeniero en Recursos Naturales.
Sebastián Cortés Bustos, Ingeniero Forestal.

Letter to the Editor

Mr. Editor:

Chile is once again experiencing a crisis associated with the complex interaction between natural, social and institutional risks. Today, these fires with their devastating dynamics and irreparable losses show us once again the structural weaknesses in our socio-natural disaster risk management system.

Our current system presents evident weaknesses, difficulties and a shortage of power to act in time and generate the conditions to overcome our social and environmental vulnerabilities in the face of imminent and well-warned natural hazards.

Now it is fires, but before it was earthquakes, floods, tsunamis, eruptions, extreme rains, among many other conditions that only show the fragility of our social infrastructures.

What we sadly see today in the Valparaíso region, we saw before in Constitución, Santa Olga, Chaitén, Diego de Almagro, Santiago so many times in its history, and so many other cities and rural areas.

The natural and immediate reaction is reconstruction, which has a low capacity to incorporate the lessons of the past and adopt an integrated approach to risk management.

Previously devastated areas are being built up again in an endless spiral. Earthquakes, tsunamis, eruptions and floods, torrential rains and droughts will continue to occur, some with greater severity and intensity. This is Chile, and in the absence of major changes it is likely that we will continue to see more frequent events of this type with their damaging consequences for our society.

The responsibility is not only of the State. There are also private agents and civil society itself, whose decisions, actions and interests are the ones that daily build the risk in the different sectors where they are installed and exposed to territorial threats.

In order to advance towards solutions, we must strengthen integrated management systems, in whose articulation various specialties, approaches and positions converge, allowing us to see all sides of the coin and their interactions. It is urgent to have solid, valid and validated territorial planning instruments, but also respected by the diversity of actors and territorial interests, monitored, supervised and controlled by the State services. Only by working together with the various territorial actors, where a principle of responsibility operates on the part of the various agents, will we be able to build better cities and rural territories that are more harmonious, sustainable and resilient.

It is undoubtedly necessary to safeguard people and critical facilities by adopting an aggregate institutional vision of the territory, where the commune, and especially its urban areas, is no longer the exclusive and normative planning unit. It is time for the territory to begin to think, manage and plan in an integrated manner, dissolving the administrative barriers and the differentiation between urban and rural, recognizing the territories in their complexities but also situating, weighing and valuing above all their particularities.

If we are not capable of responsibly planning and managing our territory based on a vision of the future developed from an integral perspective and in conjunction with the various territorial actors, we will live permanently in crises such as this one. This has been the history of Chile, and there is a constant risk that we will repeat it as long as the territories are not aware of and responsible for the risks they build for themselves.

Patricia Montes Aburto, Sociologist.
Felipe Labra Oyanedel, Natural Resources Engineer.
Sebastián Cortés Bustos, Forestry Engineer.